Sueñan con que algún día llegue con el puño cerrado elevándolo al cielo gritando que es suya. O que se acerque a la puerta de su casa por navidad y le sorprenda con una cantidad inmesurable de frases en carteles. Una serenata desde la calle hasta hacerla sonar en su ventana...Desean demasiado, y se entusiasman pensando que si que llegará. Cuando alguna persona que le quiere tanto, como para dar su vida por ella, dedica su tiempo a hacerle detalles y a intentar mejorar porque ella no busca un tipo normal. Pasan los días, deseando crear su propia película, incluso con un trágico final. Hipotéticamente, imaginaos lo que hubiese pasado si se hubiesen fijado en ese chico sensible que tanto esperaban. En aquel que la iba a buscar, cuando volvía de un largo viaje, al aeropuerto. En ese chaval joven y enamorado que sólo intentaba llamar su atención escribiendo con humo en el aire un corazón. En un amigo más que le daba su chaqueta cuando tenía un poco de frío. Y le abrazaba horas y horas sin querer soltarla. Quizá, ese era el chico que soñaba cada minuto con acortejarla y despertarse a su lado. Poderle levantar con un tierno beso en el cachete recordándole lo guapa que está hasta despelujada y con camisas anchas era lo único que rondaba por sus venas sustituyendo a la sangre. Su corazón bombeaba la lujuría. A pesar de que no fuera un príncipe, se le parecía.
jueves, 7 de junio de 2012
Quiero morir de sobrebeso.
"Érase que se era", típico comienzo de las historias de amor de las películas. Y un "y vivieron felices" o "comieron perdices" para finalizar. Vulgares palabras sin sentido alguno, con las que sueñan miles de chicas queriendo sentirse princesas. Esperan por príncipes azules, que saben que no llegarán. Pero aún así lo esperan.
Sueñan con que algún día llegue con el puño cerrado elevándolo al cielo gritando que es suya. O que se acerque a la puerta de su casa por navidad y le sorprenda con una cantidad inmesurable de frases en carteles. Una serenata desde la calle hasta hacerla sonar en su ventana...Desean demasiado, y se entusiasman pensando que si que llegará. Cuando alguna persona que le quiere tanto, como para dar su vida por ella, dedica su tiempo a hacerle detalles y a intentar mejorar porque ella no busca un tipo normal. Pasan los días, deseando crear su propia película, incluso con un trágico final. Hipotéticamente, imaginaos lo que hubiese pasado si se hubiesen fijado en ese chico sensible que tanto esperaban. En aquel que la iba a buscar, cuando volvía de un largo viaje, al aeropuerto. En ese chaval joven y enamorado que sólo intentaba llamar su atención escribiendo con humo en el aire un corazón. En un amigo más que le daba su chaqueta cuando tenía un poco de frío. Y le abrazaba horas y horas sin querer soltarla. Quizá, ese era el chico que soñaba cada minuto con acortejarla y despertarse a su lado. Poderle levantar con un tierno beso en el cachete recordándole lo guapa que está hasta despelujada y con camisas anchas era lo único que rondaba por sus venas sustituyendo a la sangre. Su corazón bombeaba la lujuría. A pesar de que no fuera un príncipe, se le parecía.
Sueñan con que algún día llegue con el puño cerrado elevándolo al cielo gritando que es suya. O que se acerque a la puerta de su casa por navidad y le sorprenda con una cantidad inmesurable de frases en carteles. Una serenata desde la calle hasta hacerla sonar en su ventana...Desean demasiado, y se entusiasman pensando que si que llegará. Cuando alguna persona que le quiere tanto, como para dar su vida por ella, dedica su tiempo a hacerle detalles y a intentar mejorar porque ella no busca un tipo normal. Pasan los días, deseando crear su propia película, incluso con un trágico final. Hipotéticamente, imaginaos lo que hubiese pasado si se hubiesen fijado en ese chico sensible que tanto esperaban. En aquel que la iba a buscar, cuando volvía de un largo viaje, al aeropuerto. En ese chaval joven y enamorado que sólo intentaba llamar su atención escribiendo con humo en el aire un corazón. En un amigo más que le daba su chaqueta cuando tenía un poco de frío. Y le abrazaba horas y horas sin querer soltarla. Quizá, ese era el chico que soñaba cada minuto con acortejarla y despertarse a su lado. Poderle levantar con un tierno beso en el cachete recordándole lo guapa que está hasta despelujada y con camisas anchas era lo único que rondaba por sus venas sustituyendo a la sangre. Su corazón bombeaba la lujuría. A pesar de que no fuera un príncipe, se le parecía.
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