miércoles, 13 de junio de 2012
Extrañar cada milímetro de tu cuerpo.
Ha pasado poco tiempo desde que se fueron. Hicieron la maleta sin avisar y no retrocedieron para encontrar entre las miles de miradas, aquella de ojos aguados y algo tristona. Siguieron con sus pasos adelante, limpiándose las lágrimas, sin querer mirarle. Ya que eso haría que dieran marcha atrás y se quedasen en casa. Embarcaron por la puerta de sus destinos, dejando atrás los abrazos y sonrisas que hacían de su día uno mucho más llevadero. No pensaban que sería tan difícil, el echar de menos a alguien a quién habían soportado en los últimos meses o semanas. No se hicieron a la idea hasta que estuvieron lejos de su alcance. Los kilómetros, aún así, no eran impedimento para que cada día, al menos cinco minutos de cada día, pudiesen hablar y contarse lo que habían hecho a lo largo de la jornada. Reían y cotilleaban sobre las últimas novedades y se sentían felices por el hecho de volver a retomar contacto de una vez. Pero luego tenían que irse, la navidad llevaba mucho trabajo. Y no podían estar todo el día hablando con aquella persona que tanto querían o añoraban. Se hace raro, pero esos minutos de charla que tenían, hacían reconfortantes el resto. Bastaba, para que sus caras poseyeran una sonrisa tan grande que llegase del lado izquierdo de la cara al opuesto. Ha pasado poco tiempo, y seguirá pasando hasta que vuelvan de regreso. Pero el poco tiempo que llevan, ha pasado como si el estar tanto con esas personas haya hecho que ahora, cada día se convierta en una década tras otra.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario