Hoy toca hablar de la rutina. ¿No notas cómo se va haciendo monótoma?, cada día lo mismo. Te levantas, desayunas,vas a clase, comes, haces tarea, cenas, duermes. Y así uno tras otro.
Monotomía de la semana, como de costumbre, tienes que ir a una clase para aprender algo nuevo antes de dormirte.
Te sientas en la silla y te dedicas a atender. Pero en cuanto llevas media hora, tu mente desconecta por completo y tu mirada, ahora perdida, no sabe como actuar a continuación. Audaz, oyes el timbre y sales rumbo hacia la siguiente. Antes pasas por el baño y te refrescas la cara, no estás muy despierta. Sigues caminando por los pasillos, con la cabeza cabizbaja de siempre. Oyes algunavoz, pero haces oídos sordos ante preguntas. Continúas tu camino, pero alguien se pone delante impidiéndote el paso. Antes de que te des cuenta, la persona ya está dándote el mayor de los abrazos, y no tuviste que oír su voz, para saber quién era. Haces un "quid pro quo", le abrazas. Le das las gracias mirándole a sus ojos rayados al compadecerse. Se te pone la piel de gallina y le sonríes. Empieza el juego de sonrisas y te encantaría quedarte toda la mañana hasta hacerte una experta. Pero el problema es que no puedes, tienes prisa, comienza la siguiente clase. Toca despedirse y salir corriendo. Vuelves atrás y tímidamente le dices te quiero mientras él te aparta una lágrima que se ha quedado atrapada en tu mejilla. Monotomía, de verle todos los días. Algo mecánico, que repetiría cada día de mi rutina.
Abres la puerta de clase, jadeante, y el profe te invita a entrar y a sentarte como si llegar tarde, ya fuera lo normal en ti.
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