Cuando pensé que todo me iría bien, mi vida dio un giro inesperado. Como si el mundo se hubiese puesto en contra mía, mis problemas y todo lo de tiempo atrás, se acumuló y se asentó en mi cabeza dándome las palpitaciones más fuertes de mi vida. El corazón latía en mi cabeza, me percaté en seguida, de que las cosas iban por mal camino. Hacia un rumbo sin límites y, como siempre, apenas prescindía de mapa alguno. Era
tarde, la noche se había apoderado del cielo y había hecho de él su prisionero. La luna, resplandecía y las pocas estrellas que en la bóveda habitaban, brillaban más que la última vez que las observé. Me paré a mirar en silencio,era de esos días que merecía la pena ponerse en la azotea y dormir allí toda la noche. Así que ni me lo pensé, cogí un par de mantas, un poco de música y algo de comer. Me recosté sobre el suelo en cuanto llegué al húmedo ambiente de los altos de mi edificio. Y me puse a contemplar, mientras mis ojos se iban cerrando. Al despertar, un alba hermoso; colores naranjas, amarillos,rojos amanecer. No podía creer un paisaje más bello. Adormilada, seguía admirando ese sol saliente tras las casas rurales de la acera de allá lejos. Echaba todos mis recuerdos a la basura, me concentraba en pensar, tan sólo en aquellos que hicieron de mí una persona plenamente feliz y dejé de lado, los que por alguna excusa sin explicación, me hicieron tragar orgullo. Sé que es complicado,pero eso es si no lo superas. Y yo que he ido superándolo poco a poco. Gracias a mis grandes "hermanos", me he ido convirtiendo en una persona fuerte tanto en lo psíquico como en lo físico. Por eso, hoy, voy a dejarme llevar, improvisaré la vida siendo, la que una vez fui en mi pasado sin futuro. Ya que no tiene comparación, con el magnífico presente que estoy viviendo. En donde ese castillo de naipes, se vendrá abajo, pero yo, lo volveré a levantar. Ya he perdido las ganas de tirarlo.
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