lunes, 9 de abril de 2012

Todos necesitamos llorar a veces.



Esa sensación por la que necesitas llorar, no tienes razones, o eso crees, pero 
cuando empiezas nada te para. 
De repente estás bien, y a la mínima, has vuelto a caer. Haces una montaña de un 
grano de arena.No le ves sentido a nada, y lo poco que ves, lo ves oscuro. Sientes 
una tormenta en ti, sientes esa opresión en el pecho, la misma que te atormentó en 
otros tiempos.


Ya no eres feliz; sin saber por qué, has vuelto a caer, no tenías razones, no había 
motivos, ya no había piedras, o eso creías; pero no siempre quitamos las piedras a 
nuestro paso... a veces simplemente las esquivamos pero nos olvidamos de quitarlas 
para no volver a tropezar, hasta que vuelven, siempre vuelven, y hacen que la caída 
sea aún más fuerte.Aún así, hay veces que no hay motivos, ni piedras, ni nada, 
simplemente lo necesitamos, necesitamos llorar, llorar no es malo, mientras no se 
haga en abundancia. Pero a veces lo necesitamos, aunque para ello tengamos que 
poner la canción más triste y escucharla mil veces hasta que por fin caiga una 
lágrima, y una tras otra… Hasta que decidamos parar, y no por eso estamos mejor, 
simplemente nos hemos liberado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario