sábado, 14 de julio de 2012

No querré irme.


Y un día dije que escondería mis miedos y guardaría el rencor. Mentí al no decir que escondería mis palabras. Que escondería mis ganas de volar por un tiempo. Caja cerrada con candado. Ayer me estremecí buscando la llave de esa pequeña celda. Desordené mis cosas cuanto pude por encontrar la minúscula llave que guardaba mis sentimientos. Y cuando conseguí tenerla entre mis finos dedos me di cuenta que me había olvidado de como se abría. Cuando supe como abrirla de par en par se rompió la tapa y desperdigados mis sentimientos empezaron a correr por el espacio. No se como hice, que de repente todo parecía más eterno y fácil. Como si estuviera en el espacio tiempo desperdigada por culpa de la gravedad.
Sí, la lluvia me llevó a pensar y hacer esto. La lluvia es causante de muchas cosas, esta es una de entre ellas.
Lluvia. Como me gustaría que siempre fuese así. Las tormentas son hermosas, a veces incluso te hacen ver el peligro bajo las sábanas. Escribo desde debajo de la cama, con tan solo la luz de mi ordenador y un par de provisiones por si sigue lloviendo. Me gusta la idea de estar aquí refugiada, es más bien reconfortante. Me gustaría quedarme así por siempre.

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